El usuario de YouTube ‘Desterrado’ ha denunciado esta situación que tiene lugar en varios radares ubicados en las carreteras de España.
Según datos del pasado mes de mayo, la Dirección General de Tráfico (DGT) tiene instalados alrededor de 2.460 radares en las carreteras de España, de los cuales 1.877 son cinemómetros fijos. Esto quiere decir que están ubicados en un punto específico de la vía, así como están señalizados.
No obstante, la Unión Internacional para la Defensa de los Motociclistas solicita al ministro de Transportes, Óscar Puente, que aplique una multa de 60.004 euros a Pere Navarro, como director general de Tráfico y máximo responsable de "la colocación irregular de algunos radares fijos" al no cumplir con la normativa vigente de la Ley de Carreteras (37/2015), en particular, el artículo 41.2 b, que regula la distancia entre los radares y el quitamiedos.
60.004 euros de sanción a Pere Navarro
Debido a esto, han solicitado que se imponga una sanción de 60.004 euros a Pere Navarro, el director general de Tráfico. En relación a la ubicación de los radares respecto a los guardarraíles, Juan Carlos Toribio explicó en su canal Desterrado la situación actual.
En este sentido y según la normativa UNE 1317, que es la norma europea para la certificación de barreras de seguridad en carretera, los cinemómetros fijos deben colocarse al menos a 1.30 metros de estas barreras.
Esta distancia es necesaria para permitir la deformación del guardarraíl en caso de impacto, lo que ayuda a absorber la energía del choque. La Unión Internacional para la Defensa de los Motociclistas ha identificado cuatro radares fijos en España que no cumplen con estas regulaciones.
Estos son los radares que se han denunciado
El primero se encuentra en el kilómetro 1003,35 de la N-340, a sólo 29 centímetros del guardarraíl. El segundo está en el kilómetro 1010 de la misma vía, en sentido creciente, mientras que el tercero está en el mismo punto pero en sentido decreciente.
Finalmente, el cuarto radar está ubicado en el kilómetro 4,990 de la N-238, a sólo 11 centímetros del quitamiedos, lo que lo convierte en un dispositivo particularmente peligroso. Además, hay otros radares fijos en ubicaciones singulares, como el de la A-381 (Jerez de la Frontera-Los Barrios) en el kilómetro 74,6 en dirección a Los Barrios.
Este radar, el cual está limitado a 80 km/h, está ubicado después de un túnel en el lado izquierdo de la mediana, lo cual lo hace difícil de detectar y, de hecho, lo convierte en uno de los más sancionadores del país.
Otro ejemplo es el radar en el kilómetro 9,20 de la A-55 (Vigo-frontera con Portugal) en dirección a O Porriño, situado en un tramo de concentración de accidentes y limitado a 80 km/h. Sin embargo, 50 metros antes de llegar al radar, el límite de velocidad se reduce a 60 km/h, lo que también lo convierte en uno de los radares más multados en España.
Los Radares Fijos en España
En España, los radares fijos son una herramienta clave para el control de la velocidad en las carreteras, y su uso se ha extendido considerablemente en los últimos años. Actualmente, la Dirección General de Tráfico (DGT) tiene instalados casi 2.000 radares en todo el territorio nacional, de los cuales más de la mitad son dispositivos fijos.
Estos radares están diseñados para monitorear la velocidad de los vehículos en puntos específicos de las vías y están permanentemente instalados en esos lugares. Estos tienen como objetivo principal mejorar la seguridad vial, especialmente en tramos con alta incidencia de accidentes o en zonas donde es crucial respetar los límites de velocidad.
Para garantizar su efectividad y transparencia, la ley establece que la presencia de estos dispositivos debe ser señalizada, permitiendo a los conductores estar al tanto de su ubicación y ajustar su velocidad en consecuencia.
Sin embargo, la ubicación de algunos de estos radares ha sido objeto de controversia. Organizaciones como la Unión Internacional para la Defensa de los Motociclistas han señalado que algunos radares fijos no cumplen con las normativas de seguridad establecidas por la Ley de Carreteras.
Según la normativa, estos dispositivos deben estar colocados a una distancia mínima del guardarraíl para permitir la deformación adecuada en caso de un accidente, evitando así mayores daños a los vehículos y sus ocupantes.
A pesar de las críticas, los radares fijos continúan siendo una herramienta esencial en la estrategia de la DGT para reducir los accidentes de tráfico y promover una conducción más segura en las carreteras españolas. Su implementación ha demostrado ser efectiva para disminuir la velocidad en zonas críticas y, en consecuencia, reducir la siniestralidad en las vías. No obstante, es fundamental que la instalación y el mantenimiento de estos dispositivos se realicen cumpliendo con todas las normativas vigentes, garantizando así la seguridad de los conductores.
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